Calle Quevedo es un colectivo de
arquitectos unidos por una visión del mundo y de la profesión arquitectónica.
Tenemos una inquietud social y entendemos que como arquitectos nuestra
capacidad para dar respuesta a las demandas sociales no sólo es posible sino
necesaria. Quizás pueda sonar pedante o incluso naif, pero queremos cambiar el
mundo. Sabemos que esta aspiración es posiblemente una quimera, una utopía,
pero como dijo Eduardo Galeano usaremos esta utopía para caminar. Entendemos
que este es un momento histórico, un momento en que algunos paradigmas que han
regido nuestro mundo en las últimas décadas se tambalean por su incapacidad para
dar respuestas a las necesidades básicas de los ciudadanos. El individualismo y
la competencia a cualquier precio que se ha impuesto por casi todo el globo no
es sólo cosa del pasado en nuestra opinión, sino que creemos firmemente que
seguir procediendo según estos preceptos es, además de un error, una locura.
Pensamos que el ser humano alcanza su máximo potencial con la colaboración,
aunando esfuerzos y construyendo sobre la base de la solidaridad y el
intercambio de conocimientos tanto teóricos como prácticos.
Cuando miramos nuestro futuro como
arquitectos, concebimos al arquitecto como el personaje opuesto al “príncipe de plata” de Walter Gropius, un
técnico que debe desarrollar su trabajo no sólo en completa conexión con los
usuarios de su obra, si en una comunicación constante bidireccional donde ambos
actores aprendan cada uno del otro. Entendemos además que el arquitecto es
capaz de hacer efectivos derechos ciudadanos reconocidos en diferentes
documentos y tratados, tanto a nivel nacional como internacional, y por tanto
debe ser consciente de su papel social. En Calle Quevedo no sólo no olvidamos
esto, sino que nos sentimos identificados con la figura del arquitecto como
bien social. Producir para aquellos que más lo necesitan no es denostar nuestra
profesión ni abocarnos a una vida de miseria, sino simplemente producir
arquitectura acorde con la capacidad y la necesidad social. Debe ser nuestro
trabajo investigar y producir para aquellos que por las razones que fuera, no
han podido o no han elegido adquirir los conocimientos que nosotros poseemos.